Pastelería de la Iglesia
Contaba el año 1900 cuando el abuelo Alejandro de la Iglesia, apodado “el tio Navarro”, comenzaba a fabricar algunos dulces en su pueblecito segoviano de Castiltierra. Escaso de medios y sobrado de ilusión y empeño comenzó a fabricar todo tipo de dulces, bollos, rosquillas, hojaldres……No eran tiempos fáciles y de esto no se podía vivir puesto que la gente, a pesar de que les gustaban mucho, no tenían los suficientes recursos económicos como para comprar tanto como quisieran; por tanto, este oficio tenía que compatibilizarse con la agricultura para, al menos, asegurarse unos mínimos ingresos. Pero fue aquí donde ya comenzó a forjarse la fama y la buena reputación de calidad y exquisitez de los productos fabricados. Ya por aquel entonces la gente parece que demostraba especial inclinación por los hojaldres.
Tras el paso por tres generaciones, contamos hoy con una pastelería moderna, pero sin olvidarnos de que nuestro principal interés es precisamente seguir siendo fieles a las antiguas recetas del abuelo, rechazando en todo momento la inclusión de todo tipo de aditivos en las fórmulas.
La elaboración de nuestros productos se realiza diariamente y de manera artesanal en nuestro obrador.
No fabricamos para otras tiendas porque si lo hiciésemos no podríamos garantizar la frescura y calidad de nuestros productos.
No se ha industrializado por empeño en mantener nuestra calidad artesana y tradición, eliminando así todo tipo de conservantes y aditivos en nuestras fórmulas.
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