¿Es el nuevo consumidor de lujo un individuo de camiseta, gorra y zapatillas desgastadas recién llegado de Silicon Valley?

El consumidor de productos o servicios de lujo está cambiando la forma de percibir este tipo de bienes. Los nuevos consumidores son tecnológicamente avanzados, con conciencia social y, a la vez, muy sofisticados.

El sector del lujo mueve alrededor de un trillón de euros en la economía global. Por ello, los proveedores de este tipo de servicios deben hacer hincapié en conocer el mercado en el que se mueven para adaptarse al nuevo perfil de usuario de bienes de lujo. Toma nota.

Hasta ahora, los mayores consumidores de productos de lujo eran ciudadanos chinos. En los últimos años, el avance de los millennials como grandes consumidores de bienes exclusivos ha provocado una llamada de atención a las marcas, que ven cómo este tipo de usuario prefiere las tiendas monomarca de capitales occidentales y deja atrás Asia y los canales multimarca.

Retos para la industria del lujo

La tecnología

Existe una relación entre la industria del lujo y el mundo digital. Como nos indica Juan Pedro Abeniacar, CEO del grupo LVMH: “las redes sociales y los smartphonesestán cambiando el estilo de vida de los consumidores. Por eso, la tendencia será el cliente omnicanal”.

Las marcas deben adoptar el uso de las nuevas tecnologías y eso pasa por reinventar los productos y bienes que producen.

También ha hablado de la importancia del uso del vídeo como valor añadido a las marcas de moda, como “listas fiables de atributos en el inconsciente”, ya que contienen un valor emocional. Este es el caso de los famosos y polémicos vídeos de Loewe, en los que un grupo de jóvenes de clase alta se expresaba abiertamente sobre su relación con el mundo en el que viven.

La evolución constante del consumidor

Las marcas de lujo no deben perder detalle de los avances y cambios que se están produciendo en el modo de consumir. El mercado actual, en el que los millennials son los que deciden qué es lo que quieren, ha cambiado. La generación del baby boom prefiere invertir en bienes materiales: bolsos o coches, por ejemplo. Los nuevos consumidores de lujo prefieren las experiencias: viajes, exposiciones temporales o conciertos exclusivos. Otras preocupaciones del nuevo consumidor son la salud y todo lo relacionado con ella: desde el cuidado de la alimentación al del cuerpo y de la mente.

Las marcas también deben ser conscientes de los nuevos canales de venta que están apareciendo sin cesar y adaptar su producto a cada uno de ellos.

Conciencia social

Los nuevos consumidores de lujo no apoyan las prácticas poco éticas a la hora de comprar un producto. Invierten en productos sostenibles, aunque sean más caros que el de una marca conocida. Por eso, las marcas de lujo deben pensar en la responsabilidad social corporativa, como, por ejemplo, apoyando el talento local o la identidad cultural y social del mercado al que se dirigen.

La excelencia de un bien o servicio es el elemento diferenciador de un producto de lujo. Pero, en la actualidad, la clave para llegar al cliente es escuchar lo que dice y adaptarse, en todo momento, a sus exigencias.

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